- ¿Qué tal dormiste? – Pregunté a mi compañero en la mañana de ayer, ya que llevaba los últimos 4 días
despertando a las 3 de la madrugada sin poder volver a conciliar el sueño.
- Como un bebé - me respondió – Me despertaba a cada rato y lloraba.
El jet
lag, también conocido como descompensación horaria, es un
desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los
periodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar en avión
largas distancias, a través de varias regiones horarias.
El
reloj biológico de la persona tiende a prevalecer, por lo que, generalmente
tendrá sueño en pleno día y por las noches mantendrá un estado de vigilia. Y cuando estás en un país con 12 horas de diferencia en relación al propio, esto se vuelve de sobremanera notable.
Adaptarse
a esto generalmente lleva un proceso de una semana, pero es una verdadera
tortura cuando necesitas concentrarte para realizar algún trabajo y tu cuerpo
sólo te pide dormir.
Suele generar apatía, problemas digestivos, confusiones a la hora de tomar
decisiones e irritabilidad; síntomas por los que todos pasamos en esta primera
semana de estadía en Corea.
Es
hasta gracioso ver cómo cada uno de nosotros tiene su propia manera de luchar
contra el sueño y el cansancio en horas de clases o reuniones y cómo los menos
afortunados sucumben a súbitos cabeceos, producto de pérdidas momentáneas de
consciencia cuando el sueño termina por vencer.
Son
las 6am y llevo tres horas escribiendo cosas mientras Norah Jones me susurra bajito varias de sus canciones. Además de eso, sólo se escucha el más absoluto silencio de la noche fría y desierta.
Supongo que todavía sigo durmiendo como un bebé, y que mañana estaré de lo más somnoliento, pero el menos tengo más horas al día para estar en contacto conmigo mismo.
Supongo que todavía sigo durmiendo como un bebé, y que mañana estaré de lo más somnoliento, pero el menos tengo más horas al día para estar en contacto conmigo mismo.